ntencia firme sobre la autoria de la invención de la fregona.

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Casi medio siglo después de que se inventara uno de los utensilios de limpieza más populares del mundo, su creador, Manuel Jalón, ha logrado que se reconozca definitivamente su autoría.

En 1964, un español, ingeniero aeronáutico y oficial del Ejército del Aire, llamado Manuel Jalón inventó uno de los productos que más ha revolucionado los hogares de todo el mundo: la fregona. Este artículo de limpieza, que según Nielsen está presente en el 97% de los hogares, porcentaje que no se alcanza ni con la televisión ni con el teléfono, ha sido uno de los inventos españoles más extendido fuera y dentro de nuestras fronteras. Sin embargo, determinar de forma definitiva y tajante su autoría ha costado casi medio siglo de lucha.

Ése es el tiempo que han tenido que esperar Manuel Jalón y sus herederos para que la Justicia no sólo haya determinado la autoría del invento mediante sentencia firme, sino que también haya reconocido su derecho al honor profesional, impidiendo que otra persona se atribuyera la creación de la fregona. Tras una intensa batalla judicial que ha durado años, los herederos del inventor han logrado que la Justicia obligue a la otra familia, la de Emilio Bellvis, a dejar de atribuir públicamente a este último el invento. Y es que el hijo y los nietos de Bellvis, un antiguo colaborador y socio de Manuel Jalón, han venido afirmando de forma reiterada en medios de comunicación y apariciones públicas que su familiar era el auténtico inventor del artilugio en cuestión. Para ello, se basaban en un fregasuelos registrado por su familiar que, según sostiene la familia Jalón, aparte de ser distinto a la fregona inventada por su patriarca, no aportaba sus beneficios funcionales ni tuvo ningún reconocimiento ni éxito comercial.

El punto de inflexión en esta polémica lo marcó la sentencia firme del 1 de abril de 2009 de la Audiencia Provincial de Zaragoza, que despejó toda duda sobre quién era el inventor, Manuel Jalón, mediante una acción de jactancia –un procedimiento poco habitual por el cual una persona que se siente agraviada reta al que le perturba a que demuestre ante un juez la veracidad de lo que dice o, por el contrario, calle para siempre. Pese a haber quedado aclarado este extremo, la familia de Manuel Jalón tuvo que volver a los tribunales para exigir que se ejecutara la sentencia, ya que la familia Bellvis insistía en atribuirse el invento. También aquí lograron un nuevo éxito judicial, pues se les condenó a pagar 18.000 euros por daños y perjuicios por no cumplir con lo que dictaba la sentencia.

Pero la senda judicial no culminó ahí. Ante la aparición de nuevas declaraciones de familiares de Bellvis, los herederos de Jalón abrieron una nueva vía, reivindicando el derecho al honor profesional del patriarca. En este sentido, un juzgado de Zaragoza les condenó a pagar otros 18.000 euros de indemnización por derecho al honor, una cifra que ha sido ampliada recientemente a 21.000 euros por la Audiencia Provincial (sentencia del 17 de abril), en respuesta a todas las declaraciones públicas que se habían producido tras la sentencia firme que determinó la autoría del invento.

La Justicia entiende que con las declaraciones públicas de la familia Bellvis “se ha producido un evidente menosprecio al honor profesional de Manuel Jalón, poniendo en duda, o negando incluso, su autoría en el invento, produciendo un desmerecimiento en su trayectoria”.

Culmina así una ardua batalla judicial, la que ha librado durante años la familia del ya fallecido Manuel Jalón, desde que en 2007 el propio inventor, ya fallecido, interpuso por primera vez una acción de jactancia ante un juzgado de lo mercantil. Según ha explicado a EXPANSIÓN Carlos Rivadulla, abogado de la familia Jalón, “afortunadamente, los tribunales son cada vez más conscientes de la necesidad y justicia de proteger la reputación profesional, como una variante del honor y prestigio personal”. Por su parte, Manuel Jalón (hijo) celebra el pronunciamiento de los tribunales: “No sólo reconoce una realidad, sino que repone el honor y prestigio profesional de nuestro padre”.

El famoso invento de la fregona ha sido polémico desde sus inicios. Manuel Jalón no sólo ideó la fregona, sino también el cubo tal y como lo conocemos hoy en día. Este novedoso diseño fue protegido como patente de invención de 1964 a 1984. Sin embargo, ante el éxito del nuevo producto, pronto llegaron competidores que intentaron anular la patente, pero sin éxito, ya que la Audiencia Provincial de Zaragoza reconoció en una sentencia de 1972 lo que la propia Oficina Española de Patentes y Marcas ya había valorado: que el invento de Jalón era novedoso y poseía actividad inventiva y, por lo tanto, merecía la protección de una patente de invención.

Fuente: Zaragoza | 16/08/2013 | Expansión